¿Qué importancia pudiera tener una flor en una
pintura? Para muchos podría pasar desapercibida menos para el autor y para
quien pudiera entenderle. La imagen de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac tiene
un sobreveste o vestido transparente sobre el de color rosa con adornos
dorados. Entre esos adornos destaca una
sencillísima flor de cuatro pétalos justo sobre el vientre de la Virgen.
La Flor Solar o de cuatro pétalos, nahui ollin en el sobreveste de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac |
Esa flor de cuatro pétalos, desapercibida para
muchos, es un mensaje clarísimo para los mexica pues representa a la Flor
Solar, el nacimiento de un nuevo sol, una divinidad que emerge: nahui ollin que significa movimiento en
nahúatl. En esa flor se unen los cuatro
puntos cardinales, el camino del cielo y del infiermo. Es el punto donde está el Todopoderoso.
Hoy sabemos que ese vestido transparente con
adornos dorados es un añadido temprano a la imagen original impresa en el ayate
de Juan Diego. En aquellos años, una
pieza sagrada no era vista de la misma forma en que la vemos hoy. En esos años, las reliquias estaban al
alcance de la mano de los fieles y podían ser intervenidas para darles más
hermosura y decoro.
Esto nos lleva a un detalle sobre la antigüedad de
la pintura de la Virgen de Guadalupe del templo del Señor Milagroso. A diferencia de lo que se piensa, después de
los hechos de 1531, es decir, las apariciones y la impresión de la Imagen en la
tilma, la devoción a la Virgen de Guadalupe fue muy localista. Se requirirían alrededor de 100 años para que
permeara en la mermadísima población mexica y en el centro de lo que hoy es
México.
En esos primeros años del siglo XVI, la devoción de
la Virgen de Guadalupe era apenas alentada por los religiosos y sí muy dispersada
por los mexica que se unieron a la conquista europea de lo que hoy es el
territorio mexicano. Con la llegada a
muchos pueblos de México de esos “indios conquistadores” también se propagó la
devoción a la Virgen de Guadalupe llevando sus imágenes a muchos rincones del
país.
Las primeras reproducciones no incluyeron el relato de las apariciones
pues los mexica entendían la importancia de transmitirlo oralmente y con atención
en los símbolos que ellos entendían como la Flor Solar en el vientre de la Virgen.
A la par de estos hechos, se hicieron reproducciones
de la Virgen de Guadalupe para los devotos europeos y hasta para la Corte de
Felipe II y Felipe III. Baste recordar que la victoria de la Batalla de Lepanto
contra los musulmanes es atribuida a la milagrosa intervención de la Virgen de
Guadalupe.
La pintura de Magdalena parece reunir dos
características: una que la devoción a
la Virgen de Guadalupe es llevada a esas tierra por los “indios conquistadores”
que acompañan a Cristóbal de Oñate. La
otra es que la pintura de Magdalena es de excelente calidad pero carece del
importantísimo detalle de la Flor Solar en el vientre. Eso nos puede indicar que no hubo
intervención indígena en su manufactura sino que fue encargada a un taller de
pintura del más puro estilo europeo y el autor, haciendo su “copia del original”
terminó haciendo una interpretación.
En la segunda mitad del siglo XVII, Carlos de
Sigüenza y Góngora -muy cercano de Soy Juan Inés de la Cruz- tuvo oportunidad de acercarse a la imagen de
la tilma de Juan Diego y estudiarla.
Conocedor, al igual que Sor Juana, de la lengua nahúatl tuvo oportunidad
de conocer a los últimos tlamatimine o “sabios”
mexica de quienes obtuvo la información del significado que ellos daban a la
Flor Solar o nahui ollin en el
sobreveste de la Virgen. Góngora falleció
en agosto de 1700 y desde su “descubrimiento” del nahui ollin en la Virgen de
Guadalupe promovió que se cuidara ese detalle en las sucesivas réplicas que del
ayate de Juan Diego se hicieran.
Huitzilopochtli, el "colibrí zurdo" Señor del Sol en la Piedra del Sol. Nótese la representación de las eras en forma de flor de cuatro pétalos. |
La pintura de la Virgen de Guadalupe del Templo del Señor Milagroso no la tiene y la pintura es de excelente manufactura. Los materiales con las que fue hecha son de alta calidad para su tiempo. Tanto, que pese al descuido, ha podido sobrevivir hasta nuestros días. Es esta una de las pistas que pueden seguirse investigando a partir de la restauración y vuelta al Templo del Señor Milagroso de esa pintura de la Virgen de Guadalupe de la que, todo indica, puede tener al menos 300 años de antigüedad.
En el círculo podemos notar como en la pintura de la Virgen de Guadalupe de Magdalena no hay Flor Solar sino una flor de ocho pétalos o la representación de una rosa gótica. |