miércoles, 25 de agosto de 2021

La importancia de una flor...

 

¿Qué importancia pudiera tener una flor en una pintura? Para muchos podría pasar desapercibida menos para el autor y para quien pudiera entenderle. La imagen de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac tiene un sobreveste o vestido transparente sobre el de color rosa con adornos dorados.  Entre esos adornos destaca una sencillísima flor de cuatro pétalos justo sobre el vientre de la Virgen.


La Flor Solar o de cuatro pétalos,  nahui ollin en el sobreveste de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac


 

Esa flor de cuatro pétalos, desapercibida para muchos, es un mensaje clarísimo para los mexica pues representa a la Flor Solar, el nacimiento de un nuevo sol, una divinidad que emerge: nahui ollin que significa movimiento en nahúatl.   En esa flor se unen los cuatro puntos cardinales, el camino del cielo y del infiermo.  Es el punto donde está el Todopoderoso.

 

Hoy sabemos que ese vestido transparente con adornos dorados es un añadido temprano a la imagen original impresa en el ayate de Juan Diego.  En aquellos años, una pieza sagrada no era vista de la misma forma en que la vemos hoy.  En esos años, las reliquias estaban al alcance de la mano de los fieles y podían ser intervenidas para darles más hermosura y decoro.

 

Esto nos lleva a un detalle sobre la antigüedad de la pintura de la Virgen de Guadalupe del templo del Señor Milagroso.  A diferencia de lo que se piensa, después de los hechos de 1531, es decir, las apariciones y la impresión de la Imagen en la tilma, la devoción a la Virgen de Guadalupe fue muy localista.  Se requirirían alrededor de 100 años para que permeara en la mermadísima población mexica y en el centro de lo que hoy es México.

 

En esos primeros años del siglo XVI, la devoción de la Virgen de Guadalupe era apenas alentada por los religiosos y sí muy dispersada por los mexica que se unieron a la conquista europea de lo que hoy es el territorio mexicano.  Con la llegada a muchos pueblos de México de esos “indios conquistadores” también se propagó la devoción a la Virgen de Guadalupe llevando sus imágenes a muchos rincones del país.

 

Las primeras reproducciones no incluyeron el relato de las apariciones pues los mexica entendían la importancia de transmitirlo oralmente y con atención en los símbolos que ellos entendían como la Flor Solar en el vientre de la Virgen.  A la par de estos hechos, se hicieron reproducciones de la Virgen de Guadalupe para los devotos europeos y hasta para la Corte de Felipe II y Felipe III. Baste recordar que la victoria de la Batalla de Lepanto contra los musulmanes es atribuida a la milagrosa intervención de la Virgen de Guadalupe.

 

La pintura de Magdalena parece reunir dos características: una que  la devoción a la Virgen de Guadalupe es llevada a esas tierra por los “indios conquistadores” que acompañan a Cristóbal de Oñate.  La otra es que la pintura de Magdalena es de excelente calidad pero carece del importantísimo detalle de la Flor Solar en el vientre.  Eso nos puede indicar que no hubo intervención indígena en su manufactura sino que fue encargada a un taller de pintura del más puro estilo europeo y el autor, haciendo su “copia del original” terminó haciendo una interpretación.

 

En la segunda mitad del siglo XVII, Carlos de Sigüenza y Góngora -muy cercano de Soy Juan Inés de la Cruz-  tuvo oportunidad de acercarse a la imagen de la tilma de Juan Diego y estudiarla.  Conocedor, al igual que Sor Juana, de la lengua nahúatl tuvo oportunidad de conocer a los últimos tlamatimine o “sabios” mexica de quienes obtuvo la información del significado que ellos daban a la Flor Solar o nahui ollin en el sobreveste de la Virgen.  Góngora falleció en agosto de 1700 y desde su “descubrimiento” del nahui ollin en  la Virgen de Guadalupe promovió que se cuidara ese detalle en las sucesivas réplicas que del ayate de Juan Diego se hicieran.


Huitzilopochtli, el "colibrí zurdo" Señor del Sol en la Piedra del Sol. 
Nótese la representación de las eras en forma de flor de cuatro pétalos.

La pintura de la Virgen de Guadalupe del Templo del Señor Milagroso no la tiene y  la pintura es de excelente manufactura. Los materiales con las que fue hecha son de alta calidad para su tiempo.  Tanto, que pese al descuido, ha podido sobrevivir hasta nuestros días.  Es esta una de las pistas que pueden seguirse investigando a partir de la restauración y vuelta al Templo del Señor Milagroso de esa pintura de la Virgen de Guadalupe de la que, todo indica, puede tener al menos 300 años de antigüedad.


En el círculo podemos notar como en la pintura de la Virgen de Guadalupe de Magdalena
no hay Flor Solar sino una flor de ocho pétalos o la representación de una rosa gótica.


miércoles, 18 de agosto de 2021

Cuando la Limpia Concepción de Nuestra Señora se enojó

 

En 1931 se cumplían 400 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.  México se preparaba para celebrar a la Emperatriz de las Américas.  Magdalena Jalisco no tenía santuario ni templo dedicado a la patrona de los mexicanos pero sí a la Limpia Concepción de Nuestra Señora.  Apenas una calle separa aún hoy la Capilla de la Purísima Concepción del Santuario del Señor Milagroso. 

 

El padre Manuel Carrillo, cura de Magdalena dispuso que se trasladara la Limpia Concepción de Nuestra Señora al lado del Señor Milagroso y que la antigua imagen de la Virgen de Guadalupe se pusiera en su lugar en la Capilla de la Purísima.  Ese año la fiesta de la Purísima  se alargó del 1 al 12 de diciembre conmemorando 400 años de las apariciones en el Tepeyac.



Llegó enero de 1932 y la imagen de la Purísima no volvía a su Capilla y en su lugar estaba la Virgen de Guadalupe.  Paso febrero, la Cuaresma y Semana Santa hasta que, un sábado de Pascua, mientras los fieles esperaban la misa del alba, salió de la sacristía el señor cura Manuel Carrillo acompañado de cirios y cruz alta.  Sin mediar palabra, tomó la pequeña imagen de la Limpia Concepción y enfiló por el pasillo al atrio y luego a la capilla de la Purísima.


La Limpia Concepción de Nuestra Señora, otro de los tesoros patrimoniales de Magdalena,Jalisco y protagonista de nuestra narración.


 

Imaginemos la impresión y curiosidad de los fieles ante una procesión tan singular y nada anunciada.  Ya en la capilla de la Purísima, los sacristanes descolgaban la pintura de la Virgen de Guadalupe y el señor Cura Manuel Carrillo, de su propia mano, colocaba en su peaña a la Purísima Concepción.  Rezaron una salve casi improvisada y la sorpresiva procesión regresó al templo del Señor Milagroso esta vez cargando la pintura de la Virgen de Guadalupe que fue colocada en su retablo.


La Virgen de Guadalupe, la otra protagonista de esta narración en su imagen recién restaurada.



Nuestros informantes contaban que, luego de la misa, el padre Manuel Carrillo narró a un grupo de fieles que lo habían acompañado, que la noche anterior no había podido dormir.  En la duermevela, la Purísima Concepción le reclamaba no estar en su capilla y el padre Manuel Carrillo intentaba darle razones haciendo señas a la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero al acercarse a la Virgen de Guadalupe la veía ennegrecida y sin rostro como si le diera la espalda y si se acercaba a la Purísima no la podía ver a la cara porque los rizos que caían de la corona le cubrían el rostro.  Tanto era el enojo de la Virgen, decía el padre Manuel Carrillo, que hasta rojos alcanzaba a ver en parte las mejillas de la pequeña Imagen y era mucho el susto que le causaba ver ennegrecida a la Virgen de Guadalupe.


La capilla de la Purísima y el templo del Señor Milagroso vistos desde la plaza 1940 c.

 Así, un sábado de pascua de 1932, de una fecha que ya olvidamos, los monaguillos que cargaron los ciriales de la improvisada procesión: don Joaquín Ponce y Antonio Martínez que en la gloria de Su Divina Magestad estén, fueron testigos de la mañana en que la Virgen se enojó con el Señor Cura de Magdalena, cantaron dos Salves y vieron dos entronizaciones de la misma Virgen en distintas advocaciones.

sábado, 14 de agosto de 2021

Precioso documento original que se conserva en el archivo parroquial de Magdalena, Jalisco

Milagro del Santo Cristo de este convento de La Magdalena

Año de 1671

 

En el pueblo de La Magdalena de la Nueva España en 29 días del mes de septiembre de este presente año de 1671 años:  Juan López de Aguilar, teniente nombrado por el capitán Rodrigo Jiménez, alcalde mayor de la Provincia de Etzatlán, de la Santa Hermandad, por Su Magestad. 

 

Por cuanto este dicho mes y año en este pueblo de La Magdalena, sucedió como a las doce del día poco más o menos.  Habiendo tenido noticia el guardián de este convento, fray Juan Bañuelos y el padre fray Francisco Ponce asistentes en este convento que el domingo que se contaban 27 del dicho mes, una Imagen de Cristo Nuestro Señor Crucificado que estaba puesto en la puerta de dicho convento entre el púlpito y la puerta por donde salen las misas.  Puesto en la pared sobre un petate, había sudado.

 

Y yendo los dichos padres este día 29 de septiembre a quitarle de donde estaba y algunos naturales que vinieron a bajarle.  Bajándole al suelo, le vieron unas gotas de sudor todo en redondo de las costillas de la parte del costado y viéndole así, fueron e hicieron que se me llamara. A lo que fui y vide por vista de ojos las GOTAS DE SUDOR DE COLOR DE SANGRE.

 

Y llevándole al altar mayor, sin tocarle, poniéndolo encima del altar a vista mía y de todo el pueblo que ocurrió en esta ocasión a la iglesia, fue multiplicándose el sudor por todo el cuerpo, frente y rostro y por brazos que estaban llenos de polvo y tierra brotaban las gotas que se mojaba el polvo que tenía en los brazos y cuerpo.   Y habiendo limpiado por segunda vez con unos algodones, tornó a sudar que corría dicho SUDOR DE SANGRE por su santísimo cuerpo a vista mía y de todos los del pueblo.

 

Y visto por los dichos padres, el padre fray Francisco Ponce me pidió se hiciera la diligencia que se hizo para ver si había fraude o engaño en esto.  Y así, quitándole la corona y las potencias, volviéndole la cabeza abajo y los pies arriba me dijo:

 -Vuestra merced haga exactas y mire con toda atención y cuidado los agujeros que tiene en la cabeza donde se ponen las potencias si cae por ellos alguna agua o si está húmedo-

Y la misma diligencia se hizo en los agujeros de las manos y de los pies y clavos y registrándose todo el santo cuerpo y costado.


Y certifico y doy fe y verdadero testimonio y todo lo dicho y verdadero según y como al pie de la letra. Y para mayor fuerza, habiendo visto el portentoso milagro que Su Divina Magestad obró presente a todos los de este pueblo así españoles como naturales que se hallaron presentes y vieron sudar.

Y con los testigos de mi asistencia los llamé para que firmasen este, mi testimonio, conmigo que lo fueron:  Martín de Murrieta, Martín de Virguete y Antonio Guevara, Diego de la Águila y Francisco Guevara, Nicolás de Rojas, Bartolomé de Salmerón españoles y vecinos de este dicho pueblo y yo, el dicho teniente lo autorizo como juez receptor por no haber escribano público ni real en esta jurisdicción ni en muchas leguas en contorno ante quien pasen los escritos de este juzgado: doy fe.

 

JUAN LÓPEZ DE AGUILAR                                           BARTOLOMÉ DE SALMERÓN


Detalle del Señor Milagroso de Magdalena,Jalisco.
La Imagen de la que trata el documento anterior
 actualmente se resguarda y venera en el mismo pueblo.