miércoles, 5 de junio de 2013

La conveniencia de llamarse "Magdalena"


¿Entonces porqué “Magdalena”? No se puede dejar pasar de largo la cuestión.  Ubiquemos a ese pequeño pueblo enclavado en un paisaje que es totalmente distinto al que actualmente podemos observar.  En el siglo XVI, las faldas de los cerros que rodean el Valle estaban bañadas por las aguas de una laguna que contenía tres islas.  El clima era frío según lo relata Mota Padilla.  La orilla norte, a las faldas del actual cerro de La Magdalena y extendido hasta el Cerro Viejo había un grupo de indígenas supeditados al gobierno de la isla de Atlitic.  Era el viejo asentamiento de Guajacatlán o Xuchitepec. 

En 1490 nacía en Guadalajara, la de España, el niño Nuño Beltrán de Guzmán Figueroa fruto del matrimonio entre Beltrán de Guzmán y su prima Magdalena de Guzmán. Con el pasar de los años, el lustre familiar le permitieron que el rey Felipe II le otorgará la presidencia de la Primera Real Audiencia de la Nueva España colocándolo en un puesto ventajoso frente al conquistador Hernán Cortés quien ostentaba ya el título de Marqués del Valle.

Las ambiciones de Nuño Beltrán iban más allá de quedarse a dirimir las querellas de los vecinos de la ciudad de México.  Obteniendo noticias de que el territorio se extendía hacía el norte y bajo pretexto de buscar una comunicación entre la Mar del Sur y el Pánuco se dirigió al Noroccidente del actual territorio mexicano con el fin de hacerse de una conquista propia.

Entre 1529 y 1531 se internó, en compañía de otros españoles y alrededor de 10 mil indígenas, en el territorio que hoy conocemos como Jalisco.  Nuño Beltrán de Guzmán hizo entró a Etzatlán donde fue bien recibido por los indígenas de toda la región.  En su compañía estaban los encomenderos de ese pueblo Juan de Escarcena y Diego de Coria.  La sangrienta táctica con la que Beltrán trataba de sojuzgar a los pueblos indígenas a su conquista explotó la división entre el grupo de los conquistadores hasta la llegada de Cristóbal de Oñate quien entró a Etzatlán desde el “norte”, es decir, por Xochiltepec al encuentro con Guzmán.

Conquistadores españoles y tlaxcaltecas ingresan a Jalisco. Códice Telleriano Remenensis 1545 c.



Oñate, Coria y Escarcena ordenaron a los indígenas de Etzatlán se dispersaran antes que Guzmán les pidiera la obediencia.  Guzmán, molesto por ello, abandonó el pueblo encaminado a su desgracia no sin antes dejar una guarnición de su ejército de indígenas en el pueblo de “Xochiltepec”.  Políticamente y estratégicamente le convenía a Guzmán tras el agrio enfrentamiento con Coria y Escarcena (Oñate tampoco le era amistoso).  El tal pueblo de “Xochiltepec” no tenía ninguna importancia para los encomenderos porque no les restaba poder y a Oñate le convenía tener un enclave de indígenas amigables relativamente cerca de Etzatlán.  Al seguir su camino al norte, Guzmán necesitaba asegurarse la retaguardia y no podía estar mal con los tres capitanes. Así, acordados los capitanes,  Xochiltepec incrementó su número con indígenas congregados de la región y de los traídos por Guzmán quedando fuera de la jurisdicción de las encomiendas de Etzatlán y Ahualulco pero bajo la administración del convento Etzatlán.  Al ser una nueva “congregación” de indígenas,  Xochiltepec quedaba fuera de la jurisdicción de los encomenderos de Etzatlán y Ahualulco  Ni Coria ni Cerezo ni mucho menos Oñate buscaban un pleito con el Presidente de la Real Audiencia de México móvil suficiente para que Xochiltepec recibiera como patrona a Santa María Magdalena.   No tanto por honrar a la Santa sino por agasajar al conquistador quién había perdido hacía poco tiempo a su madre del mismo nombre. 

Arriba, a la izquierda, con sombrero y armadura blandiendo una espada, Nuño Beltrán de Guzmán en el Códice Telleriano Remenensis 1545 c.

 BIBLIOGRAFÍA
Marín Tamayo, Fausto, Nuño de Guzmán: el hombre, sus antecedentes
De la Mota Padilla, Matías, Conquista de la Nueva Galicia
Tello, fray Antonio, Crónica de la Sancta provincia de Xalisco

No hay comentarios:

Publicar un comentario