jueves, 11 de julio de 2013

La escurridiza fundación de Magdalena


Para que exista una parroquia debe existir primero una comunidad.  La Parroquia, en el siglo XVI representaba un paso escalonario en la vida de un pueblo.  El pueblo no era la denominación humillante que hoy pretendemos hacer de un lugar alejado de las capitales sino un punto desde donde la riqueza se extraía para mantener una maquinaria enorme que se conocía como España. Si fray Diego Muñoz menciona a La Magdalena como parroquia en 1568 quiere decir que la población existía de tiempo atrás pero ¿Cuánto tiempo?  Hasta hace poco hemos creído que Magdalena anteriormente se llamó Xochiltepec o Xuchitepec.  Pero en el mapa de la Nueva Galicia en 1550 no aparece un pueblo con ese nombre ni con el de "La Magdalena".  Sin embargo, aparece la laguna con sus dos islas.
 
En el mapa de guerra de 1550 así se visualizaba la región de Magdalena con la laguna y dos de sus islas (eran tres).  El mapa da lugar a múltiples lecturas históricas, iconográficas e icnológicas.
 

 Con mucha seguridad, el pueblo de Xochiltepec no se encontraba donde hoy es el centro porque sabemos que en 1541 se ordenó una “repoblación” o “reducción” con “indios amigos” para el pueblo de La Magdalena con la entrada del virrey Antonio de Mendoza.  Las “repoblaciones” implicaban traer indígenas que eran files a la Corona Española de la región y desde el centro del país.  Los más famosos de ellos eran los tlaxcaltecas que prestaron servicio en el grueso del ejército que conquistó Tenochtitlán en 1521 bajo el mando de Hernán Cortés.  Pero también había aztecas, purépechas y algunos indígenas vecinos de la comarca.
 

Los “reducidos” o “repoblados” contaban con ciertos privilegios que por lo general eran pertenecer directamente al régimen del rey y no estar supeditados a los encomenderos a cambio de vivir de forma cristiana, civilizada y pagar el tributo al Rey.  Debía haber europeos que les mostrarán la “forma de vivir cristianamente” y podían elegir sus autoridades.  Los pueblos repoblados debían ser trazados en formar de cuadrícula con calles anchas y espaciosas que permitieran el paso del aire, las aguas naturales y sobre todo que permitieran el comercio.  Al centro debían estar el templo, la plaza principal, un hospital, la escuela o colegio y las casas reales o del gobierno.  Luego los demás solares serían para los europeos y los “señores indígenas”; luego vendrían las casas para los indígenas según su importancia y rango. Un cuadrado de derecho para el crecimiento del pueblo y luego los “ejidos” bajo administración civil y que eran las tierras pertenecientes al pueblo que se podían rentar a particulares para algunas actividades comerciales.
 
 

Lo anterior fue decretado por el emperador Carlos I y reformado por Felipe II.  La traza de Magdalena corresponde a las ordenanzas del primero y es muy parecida a la de Etzatlán.  Sabemos por Suarez y el problemático Tello que en 1541 acompañaron al virrey Antonio de Mendoza don Luis y Martín de la Torre, descendientes de don Diego Perez de la Torre gobernador de la Nueva Galicia.  A uno de ellos se le encomendó la traza y repartición de los solares que compusieron el pueblo de La Magdalena, en sus alegatos para conseguir privilegios ante el rey lo mencionan.
 
 

El hecho de que Magdalena se haya trazado y repartido entre 1541 y 1543 no implica que se haya poblado y haya tenido la vida de un pueblo ajetreado de la noche a la mañana.  El mapa de 1550 nos da solo un vistazo del territorio que protagonizó la guerra de 1541.  En las brumas del tiempo se ha perdido esa fecha que otros lugares guardan celosamente de la fundación.  Magdalena comenzó a vivir en la zozobra de una guerra en algún momento entre 1543 y 1550.

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